Villahermosa, la más hacinada
Si de sobrepoblación se trata, el primer lugar lo
ocupa la cárcel Villahermosa de Cali, con 4700 personas, superando su capacidad
real (1667 cupos). A la capital del Valle le siguen Medellín, con 4470 personas
adicionales a su capacidad, y Montería, con 1171.
Por su parte, Bogotá, Medellín y Combita (Boyacá)
son las ciudades que reportan los centros penitenciarios con mayor cantidad de
internos intramurales. El Complejo Metropolitano de la capital del país
encabeza la lista de los diez Establecimientos de Reclusión del Orden Nacional
(Eron) con más internos intramurales, al tener 8102; seguida del
Establecimiento Penitenciario y Carcelario de Medellín, con 6894, y cierra la
lista Combita, con 2862 personas.
Según el Inpec, durante el segundo semestre del
2012 el incremento mensual de internos más notorio se registró en julio (1,2
%). Para el mismo periodo del 2013 el promedio mensual de ingreso a las
cárceles fue de 362 personas (0,3 % promedio). Al comparar diciembre del año
pasado con el mismo mes del 2012, se observa que la población carcelaria se
incrementó en 6148 internos (5,4 %), y a diciembre del 2013 el hacinamiento
estaba calculado en 120.032 personas; mientras que al cierre de enero era
—según la Defensoría— de 120.387.
Estos números son los que llevan a reiteradas
preguntas acerca de qué está sucediendo con la política criminal del país y
ante las cuales analistas citan las leyes 906 del 2004 (Sistema Penal
Acusatorio), Ley 1453 del 2011 (Seguridad Ciudadana) o Ley 890 del 2005 para
tratar de determinar lo que sucede. Tras la entrada en vigencia de estas
normas, el Defensor advirtió que “la situación ha llegado a niveles críticos
que ponen en riesgo tanto el bienestar de la población carcelaria como el de
toda la sociedad”. Todo parece indicar que el remedio ha salido más caro que la
enfermedad.
Según cifras del Inpec, creció un 2,8 %. Este
ha sido uno de los argumentos en los que muchos cifran el problema del
hacinamiento, pues se considera que en las penitenciarías solo deberían estar
los internos ya condenados.
Hasta diciembre del año pasado, el 92,5 % de la
población carcelaria del país estaba constituida por hombres y el promedio
restante eran mujeres. De estos, el 30,9 % era sindicado y el 69,1 % condenado.
Así las cosas, salta a la vista cómo por cada dos condenados hay una persona
sindicada.
En cuanto a los rangos de edad de la población
carcelaria, para el segundo semestre del 2013 la mayoría estaba entre los 30 y
54 años (62.164 internos), seguido de quienes tenían entre 18 y 29 años (50.539
personas en promedio).
Frente a las ocupaciones de los internos dentro de
los penales, el 2013 cerró con 38.108 (46,9 %) que realizaban trabajos en las
áreas industrial, artesanal, agropecuaria y de servicios administrativos.
Mientras que otros 41.649 (51,2%) asistían a programas educativos en sus
distintas particularidades.
En cuanto a la detención domiciliaria, en el segundo
semestre del 2013 se observó un incremento mensual de 710, que promedia los 118
internos.
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